Hacía tiempo que tenía intención de resumir en una entrada la labor
jurídica que desarrolla la Fundación ciudadana Civio. Como consta en
su página web, tengo el honor de ser uno de sus patronos. En febrero
del año 2015 Jacobo Elosúa, David Cabo y Eva Belmonte me invitaron a
formar parte del patronato de la Fundación, lo que acepté gustoso.
En un mundo apestado por el ruido informacional y por la imbecilidad
colectiva, cuyos mejores representantes son los influencers, adquieren
más sentido, si cabe, las expresiones “por sus obras les conoceréis” u
“obras son amores, que no buenas razones”. Así que, al grano. Estos
son los pleitos que Civio ha llevado a cabo luchando en favor de la transparencia:
Precio de los medicamentos. La semana pasada nos notificaron la
segunda de las sentencias en las que se nos da la razón. Tanto el
Ministerio de Sanidad como las empresas farmacéuticas quieren
ocultar las condiciones de financiación de determinados
medicamentos. Hemos ganado ya dos casos que todavía no son firmes
pero que sin duda alcanzarán el Tribunal Supremo.
Nuestra oposición siempre ha sido el gobierno de turno. Unas veces de
un color y otras de otro. Los dos han litigado de la misma manera:
oponiéndose a peticiones que en otros países ni se discuten. Que
hayamos tenido que pleitear para conocer los nombramientos a dedo, los
usos por particulares de aviones oficiales o el precio de los
medicamentos es algo bastante inverosímil para lo que entendemos ha de
ser una democracia occidental.
Ojalá hubiera más Civios. Sin ninguna duda, nuestra calidad
democrática mejoraría.