Derecho y tecnología: software y creación de mundos

Javier de la Cueva
Tags: Conferencias.

(Síntesis de la conferencia del jueves 3 de marzo de 2016 en la Casa Invisible de Málaga).

Dispone del audio en el siguiente enlace.

En la antigua Grecia, la tecnología de la escritura se utilizó para fijar las leyes en un soporte que evitara discusiones sobre su redacción. De esta manera, la escritura se constituía como una herramienta de pacificación social, al evitar la arbitrariedad en favor del más fuerte de cuál era la verdadera redacción legal.

En el Estado moderno, la tecnología de la escritura sirve a dos principios básicos: el de legalidad, por el que no puede sancionarse un comportamiento que previamente no esté descrito en una ley, y el de publicidad normativa, según el cual para que tengan validez, las normas jurídicas han de publicarse en un medio que permita su conocimiento por todos los ciudadanos.

En la actualidad, además del lenguaje natural utilizado por el Derecho en Grecia y en el Estado moderno, nos hallamos ante la utilización ubicua de lenguajes formales para escribir software. Mediante estas aplicaciones informáticas se intermedia en las relaciones entre el ciudadano y las administraciones públicas, realizándose tanto actividades de gestión (una declaración de impuestos) como de control (un control de velocidad).

Si en tiempos antiguos se prohibió la existencia de leyes secretas, sin embargo en la actualidad nos encontramos con la imposibilidad de acceso a las fuentes de los programas informáticos con los que se nos gestiona o se nos controla. De esta manera, se le hurta al ciudadano la posibilidad de impugnar la correcta aplicación de la ley pues no puede verificar si el lenguaje formal implementa correctamente la norma jurídica.

La necesidad de corregir esta situación va más allá. Señalaba Searle que una montaña nevada existe per se pero que una hipoteca es necesariamente una creación del lenguaje. Mediante el lenguaje, por tanto, creamos mundos y si ya los construimos utilizando lenguajes naturales, ahora también los edificamos con lenguajes formales, lo que requiere una reflexión desde el mundo jurídico sobre este nuevo fenómeno.